sábado, 22 de diciembre de 2012

Circo navideño

¡Tachántachántachán!

Llega el día en el que los españolitos de a pie pasan las horas escuchando algo en sus auriculares. Auriculares que conectan con el sorteo más esperado del año, ese que se llaman el Gordo por que dice la leyenda que acaba con las vacas flacas, supongo. Hay una bola gigante, una suerte de enorme jaula de metal en la giran y giran cientos de bolitas numeradas que luchan por salir. Y es que a cada tirada sólo puede salir una.

La competencia debe ser feroz ahí dentro.

Cuando la bolita afortunada sale, un niño o niña vestido de primera comunión coge la bolita, la lee con soltura gracias al buen hacer del sistema educativo y la grita con un tonito agudo que llena de emoción a los españoles a un auricular conectados. Luego las bolitas se juntan sus números grabados en uno de cinco cifras que debe coincidir con una papeleta. Si coincide con la tuya, es que algo de dinerete te ha tocado. 

Si no, pues es que no tienes suerte y ya puedes ir revisando tus gastos para el año que viene. 

Por la tarde o al mediodía, en los telediarios, los españolitos que se han quedado sin premio ven como gentes que no son ellos abren botellas de cava y explotan de alegría, como si no hubiera un mañana y delante de los objetivos de varias cámaras de televisión. Momentos obscenos de gentes que enseñan y presumen de su nueva condición de ricos, en lugar de retirarse a las montañas del Tibet y meditar a fondo qué hacer con sus vidas ahora que tienen pasta gansa. Y quién dice al Tíbet dice a sus casas. 

Este momento de catarsis colectiva supone un gran nivel de ingresos para el estado y un número genial de prestidigitación navideña. Españolitos, soñad con ser ricos que mientras las autoridades vamos a ir anunciando de a poquito las subidas de impuestos y tarifas para el año que viene, que aún os queda cuello y a nosotros soga por apretar. 

Por lo menos, el fútbol es mejor circo. Hay más épica ahí y unas reglas del juego más claritas. 


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Nada

Eso es lo que me toca a mí. Nada. Rien. Ni un triste juguete en la feria del pueblo. Los juegos de azar no son lo mío. Y que nadie me suelte lo de afortunada en amores que es de soplamocos. 


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Momento musical. Skirmish, de Filastine. Dedicado a Diana. Ella sabrá por qué. 





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Consejo navideño

Se acepta que seáis un desastre regalando. No todo el mundo tiene el don de los detalles. Pero lo que no se acepta es que sabiendo de lo desastre que sois regaléis sin ton ni son. Haced el favor de preguntar antes, que una sorpresa rancia pierde toda la gracia. Ahí lo dejo. 





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