martes, 7 de septiembre de 2021

Retina de cambios y rosas rojas

Cierra la cortina. Que no entre luz. Hoy, la luz molesta y es que la retina anda sensible. Toca darle solaz, un poco de solaz sí se merece. 

Dice, la retina, que ha visto mucho este luminoso verano y que necesita descansar. Yo la escucho y le hago caso pues ella es quien me permite ver lo bello que hay en este mundo. 


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Cambios

Ando en época de cambios y encima estamos en la melancolía de final de verano. Me repliego en virgo con la promesa de volver a los ruedos en unos días. Con los años he aprendido a apreciar la rutina, los horarios regulares y el apego a todas aquellas costumbres que me hacen bien y me evitan el coñazo de decidir todo sobre la marcha. 


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Mi primer ramo de rosas rojas

me lo ha traído un lobo de hermoso pelaje plateado que a veces se disfraza de humano lustroso y bello. Ésta apariencia, digo, es una de las muchas que él adopta, pues él es un ser fantástico y puede mostrarse tal y como él quiera. 

Hoy ha llegado hasta mí en forma de jarrón blanco de cerámica de formas amables y orgánicas para ser el receptáculo de unas flores rojas, de unas rosas que sólo pueden nacer cuando la sangre de un dragón hace boom y deja caer una gota densa y nutritiva en el suelo de una pineda mediterránea.

Y, desde el jarrón, el lobo observa y sabe. Lo sabe.