Resalto aquí lo que considero más relevante del artículo.
"En El demonio de la depresión, de Andrew Solomon, hay un capítulo dedicado al suicidio en el que aparece una cita de Nietzsche: afirmaba que la idea del suicidio mantiene vivas a las personas deprimidas en sus peores momentos.
Esto, que puede parecer paradójico, es totalmente cierto. La idea del suicidio es un alivio. Saber que siempre queda esa posibilidad como último recurso ayuda a aguantar. Pensar que si se deja pasar este minuto, esta hora o este día siempre se podrá hacerlo más tarde es algo que da fuerzas para atravesar este minuto, hora o día."
Saber que puedes dejar de existir cuando quieras es un bálsamo cuando estás deprimido, quizás lo único seguro y cierto para una voluntad que ya no tiene referencias y ha olvidado cómo manejarse.
Porque cuando estás deprimido, primero, quieres hacer una vida normal y te cuesta. Simplemente, no puedes, te paralizas, incluso salir de la cama para ir a por un simple vaso de agua requiere de un esfuerzo titánico. Lloras mucho y te desesperas. Y luego, dejas de llorar, de desesperarte, de querer hacer una vida normal porque eso son cosas que hacen las personas normales pero no tú.
Tú ya te has olvidado de ser una persona normal, de las que se levantan con energía y van a trabajar. De las que quedan con sus amigos o su familia y son capaces de contestar el teléfono cuando les llaman. De las que salen de casa a comprar el pan o a dar un paseo. Tú no. Tú no quieres ni ducharte, ni comer, ni beber pero te obligas porque esto es la única chispa de autoestima que te queda.
Tampoco quieres estar despierto y prefieres dormir porque cuando duermes ya no sufres pero el insomnio es muy cabrón y te despiertas a pesar de los somníferos. A un punto dejan de hacerte efecto. No estás cansando pero no tienes energía y la poca que te queda se concentra en mantenerte tan alerta y tan ansioso que eres incapaz de encontrar un momento de calma.
Cuando estás deprimido nadie parece comprenderte. No es posible explicar qué significa vivir en la nada, suspendido fuera del tiempo y del espacio, ahí donde esperas estar a salvo del sufrimiento. Estar deprimido es estar anestesiado hasta la incapacidad. Es escoger el no sentir, el no vivir, el no estar antes de padecer el dolor y el abandono.
Cuando estás deprimido, en realidad, concentras una gran fortaleza dentro de ti que, en lugar de dotarte de energía y vitalidad, te las quita. Como un agujero negro tan sumamente potente que absorbe todo lo que hay alrededor.
Y llega un día en el que algo destella. Puede ser un recuerdo de lo bien que lo pasabas dando un largo paseo por la ciudad o bailando una canción que te gustaba. Puede ser, también, la añoranza de recuperar a la persona risueña y alegre que una vez fuiste y que te pide ayuda desde el agujero negro en el que se ha metido.
Y este destello es el que, poco a poco, se abre paso entre las tinieblas. Hay que ser muy fuerte para abandonar el confortable campo gravitatorio de la nada y seguir a este destello. Por eso, los que hemos sobrevivido a una depresión somos seres especiales, súper humanos supervivientes que aprecian de verdad la vida y están dispuestos a lucharla y protegerla sea como sea.
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Momento musical, un clásico canto a la vida. Ain't Got No, I Got Life de Nina Simone