viernes, 4 de enero de 2013

Madrid 2.5 y otras imbecilidades

Ya en la ciudad condal pienso en mi último día en Madrid y lo echo de menos.

Echo de menos ese café delicioso en el Pepe Botella, seguido de un té en los Tipos Infames y una conversación sobre cine con una señora setentona del barrio.

Echo de menos pasar por una plaza de Sol atestada de gente de compras, que se anima con las rebajas ya empezadas. Está claro que la liberalización de los horarios comerciales da vida a una ciudad, la mueve. Y mueve el consumo también. Algo que la mentalidad botiguera catalana se niega a aceptar, pero que es así. Y así le va al comercio catalán. Que está más triste que un cactus muerto en un tiesto de plástico.

Echo de menos la cañita con tapa y la degustación de cocido que me tomo en el mítico Malacatín y que me pone las pilas para enfrentarme a la exposición De Torres y Rascacielos del Caixaforum de la Castellana.

Echo de menos las últimas conversaciones con la familia, el atasco hacia el aeropuerto y el casi perder el vuelo.

Volveremos en breve, c'est promis.

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Imbecilidades

No estoy de buen humor. A veces me pasa: una no puede ser siempre una feliciana con cara de boba. Hay veces. Hay veces.

Hay veces en las que una le daría un bofetón a alguién. Ayer. Sin ir más lejos. Entro en el gimnasio a toda mecha y me encuentro a un habitual. Que hace meses que no veo por un tema de horarios. El típico cuarentón encantado de conocerse que luce sonrisa de suficiencia, que tiene un bufet de abogados y que surfea sobre billetes de 500.

Marta: ¡Hola! Qué tal.
Abogado: Bien. ¿Y tú? Hace tiempo que no te veía. Me pensé que te habías quedado embarazada, pero ya veo que no.
Marta: Uy. Qué va. Es que voy muy liada. Y además, ¡si no tengo ni pareja! Jajaja.
Abogado: Ah. Ahora lo entiendo todo. Es por eso que estás tan cabreada. Como no tienes novio ni nada, pues tienes mala leche.
Marta: Me voy que llego tarde. Chau.

Y salto a la piscina pensando en la bofetada que le hubiera soltado. Que si estoy de mala leche es por la cantidad de imbéciles como tú que pueblan la tierra y que tengo que aguantar cada día. Y por que no deberías intentar ligar conmigo y luego, cuando te dan calabazas, clasificarme como una solterona amargada. Que a lo mejor es que eres un creído insoportable, estirado y antipático y no mereces estar ni como un punto lejano en mi horizonte. A lo mejor. Piénsalo.

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Momento musical. Hoy retro que esta tarde me voy a por unas medianas al Manchester. Rain, de The Cult. Y a bailar.


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