martes, 15 de enero de 2013

Del Empordà a la frivolidá

El Castillo de Torroella de Montgrí esconde un secreto en una de sus torres. Que no será tan secreto para los habituales de la zona pero sí lo ha sido para mí. 

Situado en un promontorio entre el golfo de Roses y la desembocadura del río Ter, esta fortaleza a medio construir hoy sería un cadáver más del desarrollismo urbano y la burbuja inmobiliaria pero como se construyó en 1294 se considera una joya de la arquitectura medieval de la zona del Empordà.  Planta cuadrada, cuatro torres, troneras, ventanas geminadas en lo que hubiera sido la planta noble y un patio de armas. Y ya. Todo a lomos de una colina escarpada desde la que se avistan las illes Medes, el Cap de Creus, el Montseny, la Garrotxa, los Pirineos ahora nevados y la explanada ordenada por cultivos salpicados de campos de golf del Empordà. 

Sopla tramontana y hace frío. Mucho. Llueve. La cuesta es fácil y en media hora me planto arriba. Subo a las torres, observo el día que se abre gracias al viento, rodeo las murallas, mirador norte, sur, este y oeste. Y en un rinconcito resguardado encuentro un montón de libros que esperan ser recogidos por los visitantes. Sellos del Bookcrossing. Los hojeo y me llevo una edición cuquísima de 1984 que recoge extractos de Josep Pla, Walter Benjamin y Jorge Luis Borges. Extractos que hablan sobre libros y bibliotecas y que fueron editados para la inauguración de la biblioteca Jaume Muntaner de Figueres. Soy una romántica de estas cosas, qué queréis. 


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Momento musical. HeyHeyHoHo de Lecirke. Que descubrí ayer y que me ha enganchado ya. 




Y, por cierto, han programado un concierto en Barcelona a través de Bandeed. Para el 15 de marzo en el Seven S Music Bar. A ver si os animáis y los podemos ir a ver. 

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