martes, 16 de abril de 2013

De votos, lloros y escudos

Menos de 300.000 votos. Son los que según el Consejo Nacional Electoral de Venezuela determinan la victoria electoral de Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles. Según leo en El País hay un 99,17% de los votos escrutados y la ventaja Maduro es del 1,7%: 7.559.349 votos a su favor (55,756%) frente a 7.296.876 (48,98%). Faltan contabilizar los votos por correo de los venezolanos expatriados y mientras los partidarios de Capriles han denunciado más de 3.000 iregularidades acreditadas, documentadas y contrastadas.

La proclamación de Maduro como nuevo presidente electo está siendo dinamitada con un goteo constante de documentos gráficos, audiovisuales y testimoniales que indican aromas del puchero que tanto nos gusta en los países latinos. Pucheros que se agrandan a ritmo de sufijo aumentatio, no vaya a ser que el alpiste no nos de para todos.

De momento, las noticias de victoria de Maduro se suceden en según que medios de comunicación mientras que las que indican fraude electoral hacen lo ídem en según que otros. La división está servida y los observadores internacionales ya han recomendado un recuento de los votos que el CNE ha denegado.

La calidad democrática de la Venezuela chavista ha sido siempre harto dudosa. Los dejes de cacique, el cierre y la asfixia de los medios de comunicación no afines al régimen, el empobrecimiento de la población, la espaldada de países dictatoriales como Cuba o radicales como Irán y el grito de los que no han comulgado con el hacer de Chávez dan para pensar. Y mucho. No me puedo pronunciar sobre un resultado electoral que huele sin tener datos, pero si puedo opinar que cualquier sobra duda sobre la legalidad y la transparencia de unas elecciones los votos deberían ser revisados.

Eso en una democracia normal, claro.

Por cierto, que Maduro ya ha lanzado una peyita de perro callejero a España. Muy divertida en la forma pero no tanto en el contenido.

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Matracas en el mundo real
Y mientras, en nuestra merda de país petit seguimos con la matraca de la independencia. Arcadia soñada por algunos y que ha encontrado una nueva pica en una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que dice que la enseñanza deberá ser bilingüe en los centros de primaria y secundaria si la familia de un alumno lo pide.

Los amantes de la inmersión lingüistica han puesto el grito en el cielo, como no podía ser menos. Como si el idioma en que se imparten las clases fuera más importante que el contenido. Como si la calidad educativa pasara por una manera de hablar antes que por dotar de capacidad crítica a los alumnos. Y la claca a graznar y aplaudir.

Y mientras, en el mundo real, seguimos con más del 50% de paro juvenil, a caso de corrupción diario y con una inflación que supera el 3%. Pero bueno, mientras exista polémica con el idioma lo que pase en el mundo real es secundario.


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Crazy babies at work





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Y yo escucho a Camouflage y su Love is a Shield, que es hoy el momento musical. Al final tienen razón y el amor es un escudo poderoso y con propiedades casi mágicas.




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