De nuevo en la montaña. Buen dormir, buen comer, deporte y buena compañía. Se agradece.
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Ahora sí. Ha llegado el invierno. El de verdad. Con frío. Y a ver dónde se mete servidora en esta casa barcelonesa en la que vive. Que como muchas de esta ciudad tan mediterránea, no tiene calefacción y es pasto de las mantitas de sofá. Sobreviviremos.
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