sábado, 23 de marzo de 2013

Invisible

Desaparecer, esfumarse, transparentarse. La materia no me lo permite pero igual si cierro los ojos, concentro la energía y repito el mantra consigo seguir en el mundo un par de metros por encima de los edificios y observar con risa de buda al resto de humanos desperdiciando sus vidas de un lado para otro.

Creo que a esto se le llama meditar. Una bomba de humo a lo ninja. O la excelencia de los fuertes.


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Queridos, nuestra sociedad está en manos de una piara de cerdos que comen mierda a dos carrillos y piensan que esa esquirla de luz que se cuela entre dos maderos es el sol. Cerdos que gruñen y arrugan su nariz gorda y basta y que nunca han salido de su chamizo apestoso, ni lo pretenden. Cerdos que imponen su ley gorrina y dictatorial y pretenden que los delfines coman la mierda de la mierda que ellos cagan.

Y, lo siento, los delfines preferimos nadar en mar abierto, jugar con las olas y los destellos del agua, comer pescado fresco y mecer la piel suave y agradable de otros delfines. Preferimos besar el morro fino y estilizado de nuestros iguales, conversar entre nosotros y dejarnos acariciar por un yodo que huele a libertad.

Además, los delfines somos solidarios entre nosotros y el cerdo lucha contra todos en un patetismo obsceno y poco eficaz. Por eso, nunca un cerdo contrahecho y hórrido podrá encerrar a un delfín inteligente, bello y de aerodinámica perfecta.

Delfines, recordad: a todo puerco le llega su San Martín.


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Por cierto, en estas ha llegado la primavera.

¡Feliz primavera a todos!


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Momento musical con vídeo fake que esta delfín adora. Crystalfilm de Little Dragon, que ya he puesto antes pero que marca mi banda sonora de hoy.








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