martes, 5 de marzo de 2013

De nuevo en Madrit

Madrugón al canto. Por llamar de alguna manera a esa hora indefinida en la que por las calles de Barcelona no roda ni una triste alma, en la que cae el diluvio universal y en la que salgo de mi casa pertrechada bajo un abrigazo impermeable y una maleta de dimensiones elefantiásicas. Que por una vez que me desplazo en tren, pues, oyes, aprovecho y me llevo medio armario y parte de mi ajuar.




De lo que deduzco que las tan denostadas normas del equipaje en los aeropuertos son en realidad parte de una conspiración encubierta para agudizar el ingenio de los ciudadanos para que redefinan su concepto de "imprescindible". Pensamientos de recién levantada poco trascendentes.

Llego Sants con tiempo y ¡ea! a casi 300km/hora hacia Madrid. Duermo, me despierto entre la niebla en Los Monegros. Vuelvo a dormir y ya estoy en Guadalajara. Hora del café y Atocha. La ciudad está ya activa, en pleno movimiento y con los bares llenos de personas desayunando. Para mi cuerpo es casi la hora del vermut, así que respiro, me tomo otro café y a aguantar hasta la hora de la siesta.

Luego, a comerme la tarde y la noche. Que ya os contaré.


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Momento musical, Centro di Gravità Permanente de Franco Battiato, que hoy me ha recordado Ángel Carmona vía Hoy empieza todo mientras dormisqueaba en el tren.




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