martes, 26 de noviembre de 2019

Barcelonesa a sus barcelonerías

Vist i no vist.

Hoy he estado de visitas barcelonesas. Primero a clientes y luego comida al vuelo con Óscar, que siempre es bien y requetebién. Me he hecho además con un aterciopelado vestido púrpura y ya he localizado el próximo par de hermosos zapatos que quiero habiten mi armario. Además, me ha dado tiempo a despejar un montón de tareas pendientes en el AVE, malgré el señor wallrus un tanto sudoroso que me ha tocado como compañero y al que he preferido obviar Spotify mediante.

Y es que, amics, una miaja de Barcelona para una barcelonesa como servidora siempre es chute de ultramegasúpervitaminas de las chachis. De las que te balsamizan el corazón y el alma.


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Sonrisa
Ocho menos cinco de la mañana. Corro al AVE, que sale a las ocho y que casi pierdo por culpa del sempiterno atasco madrileño. En mi carrera contrareloj derribo dos pilonas en el control de accesos a la estación y arrollo tres maletas random colocadas justo en mi trayectoria ultrasónica y que no sé bien de quién son*.

*Si me lees, ¿me disculpas por favor? 

Subo al tren, me siento, me recoloco el cerebro y voy a por un café con algo de comer al vagón cafetería. Entro con decisión y mucho buen humor pues no en vano he conseguido pillar un tren que parecía destinado a partir sin mí. Al camarero impresiona ese buen rollito mañanero pues, sólo verme me pide un give me five de manual.

- Ojalá todo el mundo entrara aquí con una sonrisa como la tuya.
- ¿Y eso?
- No sabes la cara de pedo que se trae la gente.

Y, claro, me descojono todavía más. Parloteo un rato más con el chaval y me vuelvo a mi asiento pensando en que por qué cojones la gente prefiere estar de mala baba con lo fácil que es tratar bien a los demás. Y no sólo. Ser amable también puede provocar que te inviten al desayuno.


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Momento musical, Baby, you've got what it takes en versión adolescente de los talentosos chavales de la Sant Andreu Jazz Band capitaneados por Joan Chamorro.



2 comentarios:

Tu madre. dijo...

Bueno, bien está lo que bien acaba. pero podías avisar. Tu madre.

Cerrajero Mérida dijo...

Impresionante cómo con hábitos tan sencillos consigues transmitir tanto.
Gracias!!