jueves, 3 de noviembre de 2011

Berthe Morisot en el Thyssen

Ayer recibí un aviso: a partir del 15 de noviembre y hasta el 12 de febrero los que pasemos por el museo Thyssen de Madrid tendremos la suerte de poder ver una exposición monográfica sobre Berthe Morisot. Esta pintora impresionista y feminista avant la lèttre compartió las andanzas artísticas de sus colegas masculinos: Dégas, Manet, Monet (del que fue esposa) y Renoir. Yo no me pierdo la exposición ni en broma.

Junto con Mary Cassat y Camille Claudel, Morisot formó parte del grupo de mujeres que a finales del XIX despuntaron en el mundo de las Bellas Artes, que por aquél entonces tenía su epicentro en un París dinámico, cambiante y bohemio.

Calificar Berte Morrisot de mujer artista es, simplemente, una tontería. Morisot participó activamente en el Primera Exposición Impresionista de 1874 y, a pesar de no tener la relevancia pública de sus compañeros, es una artista mayor. Sus cuadros, pintados con una gracia exquisita, destilan elegancia y maestría y nada tienen que envidiar a los de otros pintores de la época. Sus preciosas pinceladas y la íntima temática de sus cuadros han convertida a esta mujer en una de mis artistas preferidas del movimiento impresionista.









Su pintura es más íntima y menos festiva que la de Monet o Renoir. A finales del XIX el espacio público no era ocupado de la misma manera por hombres y por mujeres. Ellos disponían de él a su aire y en sus pinturas la figura de la mujer es un objeto a pintar. Bethe Morisot, sin embargo, es un sujeto creador que parte de sus experiencias para pintar sus cuadros. En sus pinturas vemos niños jugando, amigas charlando, leyendo o hermanas en plena toilette antes de ir a la ópera. Una mirada femenina sobre un mundo femenino al que los hombres no tenían acceso. Algo nuevo en la historia del arte.

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