Febrero pasa en un delicado equilibrio entre la sonrisa, la noche, la nieve y la luz. Los días centrales de este invierno ahora sí me tonifican con ese frío que se combate debajo de una manta o una buena conversación de bar. Es un mes simpaticón y saleroso: corto, con carnavales y su botifarra d'ou, con cuaresma y sus buñuelos, con sus masías y sus calçots, con días que se alargan y un sol que calienta un poco más y con sorpresas en forma de nevadas como la que pinta Barcelona de blanco.
Mientras, en el mundo oficial la mierda sigue salpicando a políticos e instituciones públicas que han alcanzado un nivel de cinismo que ni en mi querida Italia.
Mientras, en el mundo real, los ciudadanos seguimos batiendo el cobre e intentando que la mierda no nos contamine la bilis. Servidora muy ocupada, en forma y esas cosicas.
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Momento musical, La Vida es un Carnaval, de Celia Cruz, por que mi english tampoco is very good looking.
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