domingo, 28 de octubre de 2012

Dancing all night long

Debe ser el efecto burlesque de El Molino que le vuelve a una cabaretera. Y claro, así no hay quién resista. El sólo voy a cenar se convierte en una clase magistral de vida barcelonesa a los nuevos compañeros llegados de Italia, tres turnos de Salve Rociera y un mover el esqueleto a lo oldies en el Big Bang.

Tal que así. 





Estado de los zapatos tras el baile. 




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En otro orden de cosas. #foreveralone es un estado óptimo para mandar a la mierda a quién sea, cuándo sea y cómo sea. Doy fe. Como #foreveralone desatada que soy. Lo difícil es acertar con los equilibrios. 

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Este país es un asco. 

El señor Ortega dona 20 millones de euros a Cáritas (¡20 millones!) y se arma la de San Quintín. Poco más y lo cuelgan de un olivo en la Sierra de Cazorla. 

Ese señor al que nadie votó y que reina sobre nosotros dice que hay que ir a cuchillo con la crisis. A lo mejor es que se nos a vuelto republicano y lo del cuchillo tiene que ver con su cuello. O a lo mejor es que es imbécil. Sin más. 

Condenan a los editores de Café amb Llet. Que han destapado una malversación de 3 millones de euros en el hospital de Blanes. Que hacen buen periodismo. Que señalan a los corruptos que ocupan las poltronas del poder en Catalunya. 

En fin. Que este país es una asco. 

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Acabo de descubrir que lo mío ya tiene nombre. Se llama Mujer Niña y consiste en llevar vestidos monos, de colorines y con estampados naïf, disfrutar de los 30 cual quinceañera y tener cierto gusto por las burbujitas estéticas. Deliberadamente, además. 






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